La M.O.D.A + A Hundred Fires in a Jar

16-4-2015

Vamos a llamarle a este concierto “el de los grupos del nombre muy largo”.
Otra noche en la sala Potemkin, ya clave dentro de lo que son conciertos en esta ciudad. Como siempre con ese calor tan reconocible del rock’n’roll, por llamarlo de una forma elegante.

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Empieza la noche con una larga cola de gente preparada para disfrutar del directo de los burgaleses, que como sabemos, son prácticamente los reyes de los festivales españoles. La sala llena, la gente emocionada, y los teloneros, los “salmantinos” A Hundred Fires in a Jar, parecen no encontrar momento de empezar.
Ya subidos al escenario, hacen lo que pocos grupos en esta ciudad, logran hacer cantar al público y moverse, aunque sea en el limitado espacio vital en el que nos encontrábamos. Sus canciones, en inglés excepto una, recuerdan a folk americano pero muy de aquí al mismo tiempo. Tenemos a Gonzalo en la guitarra y banjo, a Nicolás a la batería, a Diego con su voz profunda y grave (personalmente me recuerda un poco a Álvaro de Morning Reaver pero más tosca digamos) y Álvaro, el hombre orquesta, con el bajo, violín y diferentes flautas a ratos. Para su servidora, destacaron los temas “Closer to hell”, “Fight for love” (la cual cantaron los asistentes también) y “Stuttgart”, canción nueva, animada y en español.
Se despidieron luego de repartir gominolas (literalmente) y dejando al público listo para la Maravillosa Orquesta del Alcohol.

Bombillas colgadas del techo, el telón bien colocado con su distintivo logo, y entra el sexteto en camiseta de tirantes más esperado. Con David al micrófono principal, empieza la locura en el local. Con temas del pasado disco y del presente, desbordaban energía y pasión y buah, movida. Amoxicilina, Vasos vacíos y 1932, Miles Davis, Amanecederos, Flores del mal y PRMVR entre las canciones que hicieron más mella entre el público presente. Y, claro está, no sólo esas; porque cerraron con broche de oro en todos los sentidos cuando se empezaron a escuchar las primeras notas de “Nómadas” y “¿Quién nos va a salvar”.
Terminaron lo que es el set (pre-bis) pidiendo silencio y tocando uno de los singles del disco que empiezan a presentar en esta gira “La primavera del invierno”: “Hay un fuego”. Una canción completa y sin errores, que llena y te invita a seguir escuchando, por lo que no fue nada raro que entraran con energías renovadas a versionar a AC/DC y cerrar con los exitazos “Los hijos de Johnny Cash” y “Gasoline”.
Los fans que acudieron a la cita no podrían haber pedido algo más de estos muchachos, se dejaron el corazón, alma y sudor en el escenario (lo sé que estaba en primera fila). Tengo muchas ganas de volver a escucharlos en directo, porque si lo petan así en una sala, lo que será de nosotros en un festival (algunos lo sabéis y sois unos afortunados porque yo aún no).

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Se acaba el jueves con los oídos pitando, pero como bien dicen, “sarna con gusto, no pica”.

¡Grandes la M.O.D.A y A Hundred Fires in a Jar!

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CRÓNICA EN CYLCULTURAL

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